sábado, 14 de mayo de 2011

FdD obediente


ser considerado un perro no es humillante para un esclavo. al contrario puede convertirse en un paso más hacia la sumisión total. los perros son muy cuidados por sus Amos, a veces tienen mayor consideración que otros seres humanos. son obedientes, fieles, serviciales, existen por y para sus Amos. no puedo imaginar mejor objetivo y fin para un sumiso, para un esclavo que el de vivi en una jaula, comer en un bol en el suelo y someterse a su Amo hasta el extremo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un perro no tiene a donde ir sin su dueño, del que es psicológicamente dependiente. La única diferencia con un esclavo es que el esclavo puede hacer más tareas y resultar más útil (no en todos los casos, por otra parte). Reconocerse como un perro o un esclavo es humillante. Negar lo que se es, o afirmar que se es lo que no se es, es simplemente no vivir en la realidad.

Anónimo dijo...

estoy emocionado por tu cada vez mayor atracción hacia tu lado animal, lado que compartimos. ver como vas sintiendo y experimentando sensaciones por mi vividas ... envidio ese estado en el que estás de descubrimiento de tu verdadero yo.
perroconcollar

Anónimo dijo...

El perro es dependiente en todo caso de su naturaleza, mas que de su propietario. Si el propietario lo vende o traspasa a otro, el perro no deja de ser perro.

Reconocerse como perro o esclavo NO es humillante, es humillante cuando uno se miente a si mismo y finge ser perro o esclavo.

En lo personal, para mi seria humillante ser tratado como mujer, porque no lo soy ni es mi naturaleza.

Eso mismo pasa con quienes sin ser perros o esclavos fingen o pretenden serlo (sin importar el motivo).

Quien puede afirmar que negamos la realidad al seguir nuestra propia naturaleza?

El querer que otros nos ajustemos a una manera de vivir, es NO VIVIR LA REALIDAD DE QUE NO SOMOS IGUALES.

Atentamente dogslave Waldo.

Lord dijo...

Efectivamente, considero un perro y un esclavo algo muy distinto.

La propia naturaleza del perro es la obediencia y la lealtad. No le cuesta ningún esfuerzo. En ambas cosas encuentra la paz y el sentido de su existencia. En cuanto te mueves, levanta la cabeza y te mira por si tiene que seguirte adonde vayas o hacer algo que le pidas. El único lugar posible para él es a los pies, o entre las piernas de su amo.

Mi perro suele estar de forma que siente el peso de mi pie. En cuanto no nota el peso de mi pie sobre él me mira inquieto, por si voy a levantarme seguirme adonde vaya o o por si quiero algo de él. Por la mañana, va con su boca a mi entrepierna y me lame con cuidado. Yo voy cambiando de postura para que me lama por todo sitios, hasta el último rincón, y desperezarme placenteramente.

A menudo, le pongo el bol en el suelo y él se acerca y espera. Le penetro lo más profundamente que puedo y entonces le permito comer. Para él es una experiencia muy intensa tener que alimentarse así. Le embisto rítmicamente mientras él come en el bol.

Me gusta poner a mi perro en situaciones que le cuestan para obtener de él mayor aceptación de su situación.

A un perro no es necesario castigarle. Para un perro no estar con su amo es el mayor castigo posible.

A un esclavo es necesario doblegarle con intensos castigos que le muestren cuál es el lugar que ocupa, y que ha perdido toda su libertad y el amo ha pasado a poseerla por entero.

Al esclavo hay que añadirle dificultades nuevas cada día. Cuando supera la prueba, le descansa haberlo conseguido. Sólo hay que permitirle un instante y enseguida exponerle a nuevas dificultades. Cuando el amo finaliza su único premio es haber alcanzado un mayor nivel de sumisión. No debe premiársele porque debe sentir que sólo está avanzando hacia el cumplimiento de la necesidad del amo. A un esclavo hay que someterlo aleatoriamente a castigos para que no vea relación entre su comportamiento y el castigo recibido. Ha de comprender que todo él ha entrado en situación de dependencia y de obediencia.

Ser esclavo no es fácil. Sólo los ejemplares realmente fuertes física y mentalmente resisten el nivel de exigencia. Un buen esclavo es muy muy difícil de encontrar.