es cierto que el latex, aún gustándome cada vez más, no se puede comparar al cuero. pero esta foto me llamó la atenció porque, de latex o no, un esclavo es un esclavo, y no hay duda de que este sumiso lo es. la cadena, las esposas de cuero hablan por sí solas.
la capucha produce el efecto esperado: anula su identidad. no puede este esclavo evitar proyectar sobre este esclavo sus deseos, cada vez más cerca con la nueva mazmorra. terminar así ya no es algo irreal, ya no es una fantasía de algunos privilegiados o de elaboradas fotografías montadas para eso. acabar así es una posibilidad muy real, casi un hecho ya.
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