siempre me ocurre lo mismo. cuando vuelvo de servir a mi AMO necesito un tiempo de readaptación, de que las cosas vayan asentándose, de que vaya encajando todo lo que pasa. un día y medio con mi AMO es como varios meses de existencia cotidiana y aburrida. EL me agita, me mueve, me desajusta y me vuelve a ajustar. una palabra vale como un discurso, y tiene en el interior de este perro una repercusión mayor que 50 conferencias.
por eso no puedo aún escribir. este esclavo está digiriendo, degustando, haciendo carne el último encuentro con mi AMO. cuando sea capaz de convertir las vivencias en palabras, con lo que eso tiene de reduccionista y limitante, las iré compartiendo con ustedes. hasta entonces, suplico paciencia, integrar la vida y aprender de ella no es fácil, especialmente para un esclavo.
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