ayer me acerqué al aoutlet que antiguamente pertenecía a lopes, en la trasera del parque santa catalina, en las palmas de gran canaria. había unas botas camperas de cuero, rebajadas de precio, de 103 a 30 euros. por supuesto era una oportunidad, así que llamé a mi AMO y le pedí permiso para comprar 2 pares, unas negras y otras marrones. me lo concedió y me las probé. me quedaban como un guante, así que las compré.
un pensamiento que me asaltó fue que eran botas propias de esclavos. son unas botas camperas, pero no como las que conocía de andalucía, sino que se acercaban más a unas botas de ciudad. mi AMO me dijo que no las quería para El, porque El sólo usa botas sendra. eso reforzó la idea de que eran botas de esclavo y que sólo podía llevarlas este perro.
me llevé las negras puestas. se ajustaban perfectamente y como lleva dos días lloviendo, me vinieron de maravilla. cada vez que notaba las botas alrededor de mi tobillo me acordaba de mi AMO y de que soy de su propiedad. por eso las botas son un fetiche, no porque sean algo en sí mismas, sino porque me remiten constantemente a mi Dueño.
aquí están.
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