lunes, 13 de septiembre de 2010

las botas de mi AMO 9


a veces, viéndolas todas así, me siento abrumado, muy abrumado. imponen realmente tenerlas delante, lamerlas, olerlas, ver y sentir cómo tu AMO, la persona a la que perteneces, se las pon y camina con ellas. cuando las llevamos los dos no puedo evitar pensar en los que nos miran, seguramente llevados por algún oculto fetiche que se negarán aceptar.


es en esas situaciones cuando debo confesar que cometo un pecado, porque me siento orgulloso de ir al lado de un botero, de un AMO como EL: no podía buscar ni encontrar mejor Señor, aunque más bien me encontró EL a mi y, cuando me puso bajo sus botas, me sentí como si hubiera llegado a donde quería ir.


es una sensación extraña por cuanto es muy raro que se produzca, pero que todo esclavo que se ha sometido conoce y ha probado. se trata de confianza, de sumisión, de dejarse ir, de sencillamente vivir intensamente el momento y la situación, porque cuando ocurre no importa nada más.


el tacto de las botas es lo único que hace falta.

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