encerrado, no olvidado. viaje a madrid III

es relativamente fácil perder la noción del tiempo. basta privarte de cualquier tipo de referencia temporal, un reloj por ejemplo, o espacial: una ventana que te indique si es de día o de noche, o luz natural por la que puedes deducir la posición del sol. sin estas referencias es fácil desorientarte.

mi AMO lo sabe y lo usó conmigo cuando lo serví en el último viaje. tiene un armario donde guardar sus botas y allí me metió.

la vez anterior también me metió y me tuvo tres horas que pasaron casi sin darme cuenta. esta vez me ató las manos delante, para que estuvieras más cómodo y aguantara más. me tapó los ojos de forma que no podía ver nada pero era algo casi innecesario porque el armario no tiene ventanas y da a un pasillo interior por lo que no se percibe nada por las rendijas de la puerta.

además me amordazó para que no pudiera hablar. me ató los pies y las manos a un pequeño poste que estaba allí y me dejó.

una vez leí, y creo que lo he contado en alguna parte del blog, que la mayor parte de la vida de un esclavo no es una película porno, ni una excitación constante. la mayor parte de la vida de un esclavo se va en trabajar y en esperar; trabajar cumpliendo las órdenes del AMO y esperar a que éste decida usarlo. viví esa sensación en este momento. sencillamente me acomodé y esperé. esperar, especialmente si estás en una situación de privación sensorial, no es fácil. intentas tranquilizarte pero el inconsciente no te deja en paz, quiere más y más. acostumbrado a la sobreexcitación no se puede estar en calma, no está acostumbrado a eso. yo estaba sobreaviso de esto y pude controlarlo porque mi sumisión se imponía a mis pensamientos.

de vez en cuando mi AMO aparecía y me pisaba con sus botas, haciéndome saber que ese era mi sitio, ahí debía estar. además rompía mi dinámica, con lo cual cuando volvía a dejarme tenía que comenzar otra vez. paradójicamente cuando me pisaba me decía que me cuidaba, que estaba aislado, pero no abandonado. no me había dejado tirado en el armario, sencillamente quería que estuviera allí, pero no estaba siendo olvidado.

cualquiera podría pensar que que era un desperdicio hacer un viaje tan largo para estar metido en un armario dos horas y media. que fue el tiempo que estuve. pero para eso había venido, para estar con mi AMO y cumplir sus órdenes y si sus órdenes hubieran sido estar los cuatro días encerrado en una habitación sin verlo, los habría dado por bien empleados, porque para eso fui. y ese era su deseo. no me corresponde a mi decidir qué, dónde, cómo o cuando. a mi sólo me corresponde obedecer.