se dejó ir, se abandonó. había estado luchando demasiado tiempo inútilmente. empezó a comprender que no podía hacer nada para liberarse. todo comenzó como otras veces, como otras decenas de veces: un contacto por internet, algo de conversación y una hora y un lugar concreto. fue hace días ¿tal vez semanas? no lo podía recordar.
estaba tan excitado que olvidó las precauciones básicas. no le dijo a nadie donde iba, ni quedó con nadie en todo el fin de semana, como habían acordado. cuando llegó el momento sencillamente se puso las botas, el vaquero, la camiseta y salió. hacía algo de frio así que al pisar la calle se puso su chupa de cuero. dejó el coche y la moto en el garage y cogió el metro. dos trasbordos y salió a la calle. cogió el autobús de la línea 87 y se bajó en la última parada. ya estaba anocheciendo y miró alrededor. estaba en ninguna parte, en medio de un descampado. a unos metros veía un camino que llevaba a unas casas lejanas. por el otro lado veía un polígono industrial. sni embargo las instrucciones habían sido concretas: no moverse de allí. se sentó sobre una piedra y esperó. cuando el sol desapareció completamente se abrochó hasta el cuello la chupa. notó cómo se le ajustaba al cuerpo mientras empezaba a tiritar de frio.
de pronto aparecen dos faros. un coche se acerca iluminando la noche. se levantó sonriendo, ilusionado con lo que se avecinaba. cuando el coche se paró a unos pocos metros, levantó la mano y sonrió de nuevo. nadie bajó del coche, ni pasó nada en unos segundos. de pronto las puertas se abrieron y salieron dos hombres encapuchados que se acercaron a él de dos zancadas. antes de que pudiera reaccionar le sujetaron por los brazos y lo empujaron contra el coche.
-¡eh! ¿qué pasa?-gritó él-¡¿que hacen?!
los dos matones encapuchados soblaron sus brazos a la espalda y lo esposaron. su corazón se disparó y empezó a pensar que tal vez había cometido un error yendo hasta allí,
-¿¡qué haceis!? ¡dejadme! esto no tenía que ser así.
de un movimiento le dieron la vuelta presionando sus brazos contra el coche. en un abrir y cerrar de ojos taparon su boca con varias capas de cinta que dieron vuelta a su cabeza. el se agitó gimiendo. aún seguía haciéndolo cuando le pusieron una bolsa de tela negra en la cabeza. la oscuridad fue absoluta. cuando lo tumbaron en la parte de atrás de la furgoneta seguía pidiendo auxilio.
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