no soy nada falocéntrico, pero ante esto ¿quién se podría resistir? allí arrodillado, entre tanto cuero, lamiendo esa rejilla de metal. es curioso pero esta imagen, sin verle la cara al Amo, me suscita autoridad y sumisión. dicen que la cara es el espejo del alma, pero en este caso la postura, la vestimenta, no sé, algo, produce la sensación de que este tío sabe lo que se tiene entre manos, que está seguro de sí mismo y que espera que lo sirvan de un momento a otro.
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