domingo, 3 de enero de 2010

en la moto de mi AMO XXXVII

pueden haber pasado semanas, o meses, no lo sé. no recuerdo la última vez que vi la luz del sol ¿fue hace mucho tiempo? ¿fue hace poco? me doy la vuelta en el catre y la cadena que tengo sujeta al cuello me tira. me cuesta recordar una vida fuera de estas paredes. ¿la tuve alguna vez? de pronto en mi duermevela, oigo pasos, unas botas, alguien se acerca. rápidamente me levanto y me arrodillo en el suelo. me siento sobre los talones, me inclino hasta tocar con la frente el suelo y pongo los brazos cruzados a mi espalda. efectivamente oigo llaves y la puerta se abre. entra alguien y avanza hasta situarse delante mía. huelo a cuero, pero sólo veo el suelo. noto como desengancha la cadena del collar y engancha otra de la que siento que tira. me levanto con trabajo pero sin alzar la cabeza. mantengo las manos a la espalda. solo veo unas botas altas y un pantalón de cuero pero nada más. camino detrás de aquel amo. en la Comunidad sólo los amos van vestidos. con las manos a la espalda y la cabeza gacha le sigo teniendo cuidado de que no tenga que tirar de la cadena. recorremos los pasillos de hormigón, todos iguales, sin ninguna diferencia entre ellos. no sé dónde vamos, pero tampoco me importa. él lo sabe y eso es suficiente. la falta de sueño, las torturas, los interrogatorios, el frío, la privación de agua y comida han hecho su efecto. hace tiempo que sé que mi voluntad está rota, que no puedo elegir, que no soy libre. ahora sólo obedezco. ni más ni menos.
llaves. una puerta se abre y entramos en una habitación. nos paramos. un chasquido de dedos y mi cuerpo se arrodilla y asume la postura. no lo he decidido yo, ha sido casi inconsciente, el cuerpo responde por mi mismo como le han enseñado. pasan unos segundos. de pronto noto una bota en mi cabeza que se mete debajo de mi cara y me la hace levantar. primero veo las botas, luego los pantalones, la camisa, también de cuero, y por fin la cara de mi Amo con una gorra en la cabeza. mi cara se transforma y las emociones me inundan: devoción, adoración, sumisión, haría cualquier cosa que me ordenase, cualquier cosa.

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