jueves, 9 de octubre de 2008

minirelato XXI

veía a los dos hombres hablando mientras movía las manos esposadas. la capucha de cuero le apretaba la cabeza y no le dejaba respirar en aquel ambiente tan cargado. la luz apenas le dejó ver el intercambio de billetes. cuando uno de ellos tiró de la cadena, llevándolo al interior, sólo pudo volverse para mirar a su Amo que lo observaba con los brazos cruzados y cara de satisfacción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante situación, huele a fin de trayecto cuando uno es simplemente un esclavo y simplemente una mercancía. Veta, prostitución, que más da? Bueno, la mirada del esclavo insinúa que aún tiene apego a su Amo, quizás debe acostumbrarse a su nueva situación.