las ataduras y el potro le mantenían las extremidades extendidas y el culo abierto y levantado. la mordaza inmovilizaba la lengua en la boca. las gotas de sudor caían por todo su cuerpo. la polla se fue abriendo paso con dolor hasta el fondo. era el décimo que lo hacía.había dejado de gritar y gemir con el cuarto.
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