mi AMO y yo estamos separado y diariamente le mando un email con las cosas que me han acontecido y mis pensamientos y sensaciones. EL me ha dado permiso para publicar este fragmento del email de ayer y así lo hago:
¿sería demasiado pesado y aburrido decir de nuevo que le echo de menos? posiblemente, pero no por ello deja de ser verdad. lo más sorprendente es lo que le he comentado en otras ocasiones, que en vez de reducir mi deseo de someterme, lo aumenta, a veces hasta puntos insospechados. ya casi solo puedo masturbarme pensando en Usted, y siempre me imagino desde la misma perspectiva, mirándole desde abajo, a la altura de sus rodillas, de sus botas. de verdad que cada vez me siento más sometido, más humillado, más perro.... estoy empezando a temer cuando nos veamos, porque me parece que me voy a poner a temblar como un niño o como un cachorro. si, supongo que la segunda comparación es la más adecuada.
mientras escribo esto me siento algo extraño, confundido, cansado tal vez, porque cada vez soy más conscientes de que parecen palabras vacías, de que no quiere de mi sino que actue y demuestre con los actos mi sumisión. sin embargo estoy lejos de mi AMO y a veces las palabras son lo único que tengo.
estar lejos de Usted me cuesta y me duele.
este perro añora una caricia de su AMO, pero también una reprimenda, una enseñanza, una palabra que le ayude a mejorar. este perro quiere satisfacer a su AMO, servirle y obedecerle como se merece, y la lejanía me produce frustración y temor. temor a que no quiera más a este perro, a que lo abandone como se hace con las mascotas antes de las vacaciones.
yo ya no puedo irme. escaparme resulta en estos momentos inconcebible. mi único lugar con respecto a Usted es estar arrodillado en algún lugar esperando que decida usarme. porque si, en estos momentos la gente ve como camino, me siento, me muevo, pero en mi interior estoy de rodillas, a cuatro patas a lo sumo, esperando a mi AMO, para poder volver a vivir de nuevo.
y aún así solo puedo terminar diciendo gracias, y lamiendo sus botas, como cada vez que terminamos una sesión y tenemos que despedirnos. no puedo hacer otra cosa, no puedo aunque quisiera.