jueves, 13 de septiembre de 2007

En la moto de mi Amo XIV

"Por favor, por favor", pensaba e intentaba decirles a mis captores. Por supuesto sólo se oían dos gruñidos. Para cualquiera hubiera sido evidente que estaba sollozando, no podía más. Si aquello seguía así me iba a cagar encima y además no podía orinar porque no puedo hacerlo si estoy empalmado. "¡Dios mio!"-pensé-"Esto no puede ser verdad". De pronto otra vez una mano sujetó mi barbilla y la papilla líquida volvió a entrar por la garganta. No era posible que volvieran a darme de comer como estaba ¿Es que no habían comprendido? No tuve más remedio que seguir tragando, no sin antes agitar la cabeza para intentar evitar esa nueva invasión de lo que me estuvieran dando. Sólo conseguí que la mano me sujetara más firmemente. Cuando terminaron de darme aquello y soltaron mi barbilla, las lágrimas habían mojado la capucha. Las sentía correr por mis mejillas. Entonces mi sollozo se convirtió en una súplica, en un ligero gemido, como el que se oye cuando alguien reza. Sólo decía "por favor, por favor". Debieron apiadarse de mi porque cuatro personas me desataron rápidamente y me levantaron. No podía caminar, solo intentaba no hacerme las necesidades encima. Iba completamente doblado por el dolor y los retortijones. Pensé "¡Voy a explotar, no puedo más!". Entonces me apoyaron sobre lo que parecía un potro, me sujetaron las manos y los pies y me bajaron los pantalones. Sentí algo en mi culo y pensé: "¡Oh,no!". en pocos segundos sentí el agua caliente entando en mi. No comprendo aún cómo no me cagué allí mismo. Pasaron segundos que me parecieron horas y retiraron el tubo. Mi cuerpo temblaba. Si no hubiera sido por donde estaba apoyado me hubiera caído al suelo. El sudor me recorría todo el cuerpo y se mezclaba con mis lágrimas. Entonces alguien me dio una pequeña palmada en la cabeza. No sé lo que significaba pero yo lo interpreté como un permiso y dejé salir todo lo que tenía dentro. Ya no me importaba lo que podía pasar, sólo quería terminar con aquello y lo hice. Mi cuerpo reaccionó gritando y agitándose convulsivamente. Perdí el control sobre él durante unos segundos. No respondía a mi mente. Yo gritaba y gritaba de placer y de dolor mientras movía la cabeza e intentaba abrir las manos. No oí ningún ruido, no sentí que me manchara. Parecía como si estuvieran recogiendo todo de alguna forma. El olor sí que llegó, fuerte e intenso. Cuando terminó no podía moverme. Alguien me limpió el culo, me volvieron a poner los pantalones y me llevaron arrastrando hasta donde había estado, dejándome en la misma posición. Tenía el cuerpo dolorido, el culo ardiendo y el estómago con unos movimientos muy extraños. Me volví a quedar dormido.

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