jueves, 10 de mayo de 2007

Reflexiones personales botas

a las botas llegué por el cuero. mi gran fetiche era el cuero y pasé a las botas primero porque estaban hechas de ese material y luego porque son el calzado imprescindible de unos buenos pantalones de cuero. hay gente a la que le gusta, pero llevar zapatos o zapatillas de deporte con un pantalón de cuero es denigrar tan noble material. el cuero hay que llevarlo con botas. como cada fetiche tiene su propia dinámica, las botas por si solas se convirtieron..... adquirieron más bien, todas las emociones y sensaciones que me produce el cuero. pronto aprendí que besar o lamer las botas de un Amo eran una señal de sumisión. no fue porque me lo dijera nadie, o porque lo leyera en algún sitio. me salió espontáneamente cuando tuve mi primera sesión; y luego descubrí que era parte del protocolo básico de un esclavo para con su Amo. para mi es un preámbulo necesario y un resorte que me pone inmediatamente en situación. cuando pongo mis labios en sus botas, mi mente se pone a su servicio. algunos hablan de subspace como la situación física y mental en la que uno acepta y asume cosas que normalmente serían humillantes o degradantes. yo identifico perfectamente cuando me encuentro en esa situación, y las botas son las puertas que me llevan hasta allí. por supuesto cuando voy por la calle y percibo que alguien tiene botas mi pulso se acelera y mi atención se fija en él sin poder despegarme. dependiendo de qué lleve, mi atención se centra más o menos porque hay una jerarquía en esto de las botas. en cuanto al color primero van las negras, luego las marrones y casi descartadas, las de otros colores (aún así siempre preferibles a los zapatos). en cuanto a la forma las altas sobre las bajas, las moteras, luego las vaqueras, seguidas por las de vestir y al final las militares. las cerradas ganan a las de cordones, salvo tal vez las usadas por los skins. mis botas preferidas son las engineer: negras, brillantes, preferiblemente con hebilla a un lado y por dentro....o por fuera de un buen pantalón de cuero. las de montar tampoco están mal pero no se pueden usar en la vida cotidiana. sea como fuese siempre son señal de autoridad, de seguridad, de pisar fuerte. las botas se han convertido en un fetiche por derecho propio dentro de mi repertorio. no hay mejor forma de captar mi atención.

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