domingo, 14 de mayo de 2006

En la moto de mi Amo II

Cuando salimos del ascensor me dí cuenta que estábamos en una oficina. Las paredes eran simples mamparas de cristal que separaban grandes salas donde se agolpaban las mesa unas al lado de otras. De pronto sentí miedo de que alguien me viera caminando detrás de mi Amo con la correa puesta, como cualquier perro. Pero entonces sentí que hubiera estado bien, que alguien viera el poder que El tenía sobre mi y comprendiera la devoción que yo le tenía.Caminamos por el pasillo, yo detrás. El delante, llevando mi correa. De pronto me dí cuenta de que ambos llevábamos nuestras prendas de cuero, teníamos pinta de todo menos de oficinistas. Y aunque era viernes por la tarde, podría haber alguien trabajando y sin embargo mi Amo avanzaba seguro y confiado. Pronto me di cuenta por qué. Se dirigía al despacho más lujoso, realmente era el único despacho en toda la planta. Comprendí que El era el jefe de aquella oficina.Nada más entrar en el despacho tiró de la cadena hacia abajo obligándome a ponerme de rodilla. Inmediatamente bajé la mirada, fijándola en sus botas, tal y como me había enseñado.
-En esta habitación estarás siempre de rodilla, ¿entendido, perro?- su voz volvió a ser dulce y dominante a la vez-Asentí con la cabeza
-Bien
Entonces tiró de la cadena hacia un extremo de la habitación, yo tuve que mover las rodillas deprisa para no caer de boca. Enganchó la cadena a un sillón. Entonces se quitó la chaqueta y pude ver su pecho, bien formado, duro, y sus biceps, que se marcaban a cada movimiento de su brazo. Se sentó en la mesa comenzando a trabajar. Yo seguí de rodillas, sin quitarle la vista de encima. El trabajó un rato con el ordenador, luego se puso a escribir y a leer unos papeles. Yo olía el cuero de sus pantalones y veía sus brillantes botas por debajo de la mesa.Entonces, sin levantar la cabeza de sus papeles tocó ligeramente su rodilla con la mano derecha. Comprendí lo que aquello significaba: me estaba llamando, como el Amo que llama a su perro a su lado. Entonces sin dudarlo comencé a caminar hacia la mesa a cuatro patas, deseando poder llegar y lamer sus botas. Faltaba poco cuando la correa se tensó deteniéndome. Sentí un fuerte tirón en el cuello que casi me deja sin respiración. Me detuve un momento, el sillón a donde estaba atada la correa era muy pesado, un típico sillón de visitas. Entonces me volví hacia El pero seguía leyendo los papeles. Entonces repitió el gesto de tocar su rodilla con la mano derecha. Volvía a caminar a cuatro patas hacia El pero la correa volvió a tensarse, entonces seguí empujando, siempre a cuatro patas. El collar me estaba haciendo daño en el cuello pero tiré con fuerza hacia mi Amo que me esperaba. El sillón comenzó a moverse lentamente. Cada paso era más difícil que el anterior, pero me esforcé y seguí avanzando y arrastrando el sillón el metro y medio que me separaba de El, casi sin respiración.Cuando llegué a sus pies, recibí la mejor recompensa, una caricia en la cabeza.
-Bien, puto perro. Bien-dijo El.
Su mano fue bajando desde su pelo hasta mi cuello y supe que quería que le lamiera las botas. Mi polla se volvía a poner dura como una piedra. Continué lamiéndole las botas mucho tiempo, mientras El seguía con sus papeles. Como siempre primero fue una, y cuando estuvo completamente brillante, la otra. El único ruido que se oía en la habitación era el de mi lengua arrastrándose por la superficie de cuero negro.En un momento dado sentí un ruido sobre mi cabeza, la levanté aún estando a cuatro patas y ví que se había bajado la cremallera y se estaba sacando la polla, dura y grande. Inmediatamente me acerqué y la metí en mi boca, con delicadeza, con deseo y la recorrí con mi lengua, como si fuera la última cosa que haría en este mundo. Entonces El comenzó a gemir de gusto, y aquello me excitó aún mas. Allí, en su oficina, a cuatro patas, lamiendo la polla de su Amo, atado con una corre y oliendo sus pantalones de cuero: el sueño de cualquier esclavo.Mi Amo respiraba cada vez más intensamente y yo sentía como palpitaba su polla en mi boca.
-Aggg, chupa, perro. Eres un puto chupapollas cabrón, uhmmm
Y yo seguía chupando porque en aquel momento era lo que El quería.
-Uhmm, Aggggg, sigue, como te pares te mato a hostias.
Su voz retumbaba en mi, anulaba mi voluntad, o mejor, hacía que mi único deseo fuera servirle y darle placer. Hacía un mes ni pensaba encontrarme en esta situación, pero ahora no podría vivir sin ella.Comenzó a mover su cintura y a meter su polla más profundamente, casi hasta atragantarme, pero yo seguía chupando mientras la mia estaba luchando por salir de mis pantalones. Mis movimientos se hicieron más intensos y rítmicos y me día cuenta que tardaría poco en correrse.
-uhmm, sigue, uhmmm, así, buen perro, sigue no pares CABRON, AGGGGG
Su leche me inundó toda la boca y la comencé a tragar para no desperdiciar ni una gota. Entonces le limpié con la lengua y El me acarició la cabeza.
-Joder...... buen perro, muchacho, buen perro.-Dijo mientras volvía a sus papeles y yo me sentaba a sus pies a esperar.
No sé cuanto tiempo pasó hasta que se levantó, inmediatemente me puse de rodillas mirando al suelo. Se puso la chaqueta y desenganchó la cadena poniendo el sillón en su sitio. Estaba de buen humor. Tiró de la cadena hasta la puerta y yo tuve que caminar a cuatro patas deprisa otra vez. En la puerta del despacho tiro de la cadena para ponerme de pie y quedamos frente a frente. Me volvió a mirar con esa mirada que me taladraba y me besó. Incluso en sus besos demostraba quién estaba al mando. Eran profundos y llenaban toda mi boca con su lengua, recorriendo cada rincón para dejar claro que hasta aquello era suyo. Mi polla estaba dura, seguía dura porque no había dejado de estarlo desde la mamada.Sin mediar palabra comenzó a andar y yo tuve que hacer otro esfuerzo para seguirlo, siempre llevado por su correa. De una cosa estaba seguro, aquello iba a ser un fin de semana muy intenso.Llegamos al garaje donde estaba la moto. Efectivamente estaba desierto, había oscurecido y lo iluminaban unas pequeñas luces amarillentas. Nada más llegar a la moto volvió a ponerme sobre el sillín, soltó la correa y me esposó las manos a la espalda. El click de las esposas siempre ha tenido una gran fuerza para mi, anula cualquier posible resistencia que pudiera tener y me hace sentir completamente indefenso.Me agarró los pelos y tirando de ellos me hizo levantar la cabeza. Entonces me metió en la boca una polla de goma: gorda, ancha y larga. Me obligaba a tener la boca muy abierta. Al principio me atraganté y casi vomito de lo profundo que llegaba a la garganta, pero rápidamente me acostumbré. Cerró la mordaza aprentándola fuertemente en mi nuca. Jamás me había sentido tan indefenso, completamente amordazado, sin posibilidad de emitir ningún sonido inteligible. Intenté hablar pero no pude emitir sino gruñidos
-¡Calla! acostúmbrate porque la vas a tener puesta mucho tiempo ¿Entendido?
Yo sólo pude asentir ligeramente con la cabeza. Entonces me bajó los pantalones, mi polla parecía liberada y se elevó como pocas veces la había visto. No sabía lo que iba a hacer y aunque lo supiera no podía hacer nada así que confié en El. Por mi postura mi culo estaba expuesto y al sentir una presión en él pensé que me iba a follar de nuevo. Pero entonces un dolor intenso me recorrío todo el cuerpo. Me estaba metiendo un consolador por el culo. Grité de dolor pero no salió nada de mi boca. Aquello seguí entrando, cada vez más ancho. Instintivamente me agité, pero El me agarró por los pelos y me mantuvo fuertemente mientras entraba completamente. Intenté relajarme y dejarlo pasar, pero era demasiado ancho. De pronto sentí que su forma cambió y comprendí que era un butt-plug, que no podría quitármelo aunque quisiera a menos que lo hiciera mi Amo y con más dolor. Cuando estuvo dentro algunas lágrimas cayeron por mis mejillas.El me volvió a subir los pantalones y aquello quedó dentro de mi. Entonces me dio la vuelta y volvió a mirarme.
-¿No querías satisfacer a tu Amo?, pues aguanta eso dentro, disfrútalo y me darás gusto a mi.- parecía un deseo, pero era una orden.
Acto seguido me puso el casco. Tenía el culo dolorido, parecía que se me iba a romper y el dolor recorría todo mi cuerpo. Entonces comprendí que tendría que sentarme en la moto y sentí que no iba a poder soportarlo. Casi leyendo mi pensamiento El me sujetó fuertemente y me obligó a sentarme. Con un candado sujetó las esposas a la parte de atrás del sillín y quedé atado a la mota. Efectivamente el sentarme el consolador entraba unos milímetros más en mi culo enviando intensas sensaciones a todo mi cuerpo. Las lágrimas corrían ahora por mi cara, pero El no podía verlas. Aquello era algo extraño. Sentía dolor físico, pero a la vez orgullo por hacer lo que mi Amo quería que hiciese, para eso me habia tomado como suyo. Intenté relajarme cuando la moto se puso en marcha. Aquel iba a ser un viaje duro y, por lo que podía saber, mi Amo iba a tomar el camino más largo.
(continuará)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué buen esclavo que puede sufrir para dar placer a su adorado AMO. Todo lo que se narra es parte de mis fantasías.
slavesaid@yahoo.es