El día 1 por la tarde me llamaron C. y J. para que nos viéramos por la noche. Quedamos de once a once y media en el Yumbo, un centro comercial lleno de locales gays, algunos leather y bdsm. Yo llevaba una camisa negra, mis pantalones de cuero y unas botas de moteros. Ellos aparecieron a las 12. C. con pantalones de cuero, camiseta negra y chaqueta militar de camuflage; J. con vaqueros, camiseta azul y blanca y chupa de cuero. Los dos llevaban sus respectivas botas vaqueras, repujadas y puntiagudas.
En cuanto llegamos al Construction, uno de los bares donde comienza la movida, se hizo evidente que las chupas eran innecesarias así que me ordenaron que las llevara a mi coche. Obedecí inmediatamente.
En el bar había bastante gente. Tiene tres zonas diferenciadas: la terraza, el interior del bar y la zona de juegos que ocupa prácticamente lo mismo que donde están las barras. Cuando volví ellos estaban esperando en la terraza. Sin más dilación entramos en la zona de juegos. Echamos un vistazo. Ellos no recordaban mucho el sitio aunque el año pasado me usaron allí mismo. Las cabinas estaban todas ocupadas y esperamos donde estaba el sling a que se quedara una libre. Efectivamente al poco tiempo una del fondo quedó libre y entramos. Sin pérdida de tiempo me pusieron de rodillas y me hicieron lamer las botas. Estaba bastante oscuro pero podía sentir sus botas.
En la cabina había una especie de banco acolchado cobre el que me apoyé. Entonces C se subió encima y se sacó la polla dándomela a comer. Mientras tanto C. me tocaba el culo a través de los pantalones de cuero, hasta que empezó a darme nalgadas que debieron sonar en todo el cuarto de juegos. La puerta no tenía pestillo y C. se dedicaba a cerrarla para evitar que los numerosos curiosos entraran. Así seguimos un rato mientras notaba como J. se ponía cada vez más caliente. Su polla crecía en mi boca y con golpes en la cara iba marcando el ritmo que debía llevar. Mientras tanto C. seguía dándome nalgadas. Hubo un intercambio de palabras entre ellos pero yo no me enteré, estaba muy concentrado en lo mi.
En un momento J. se bajó del banco y me tumbaron en él boca arriba. C. se subió encima mia y puso las botas sobre mi pecho, mis huevos y mi cara. Estaba soportando todo su peso mientras J. miraba con los pantalones por las rodillas y la polla tiesa. En un momento dado me costó respirar, me estaba asfixiando del peso sobre el pecho, pero seguí. Notaba que los gemidos excitaban a C. así que continué dejando fluir mis sensaciones. En otros momentos suelo callar y concentrarme en lo que estoy sintiendo sin exteriorizarlo para no dar muestras de debilidad y expresar que puedo aguantar más. Entonces cambiaron de posición y J. subió sobre mi mientras C. bajaba. No sé en qué momento lo habían hecho pero ambos tenían los pantalones por encima de las botas.
C. también puso sus botas sobre pecho, polla, abdomen y cara; ambas piernas. En un momento dado hizo que inclinara mi cara hacia la derecha apoyando la planta de su bota sobre ella; y J aprovechó para meter su polla en mi boca y hacer que se la comiera. Estaba muy empalmado y disfrutaba por los gemidos que emitía. C. también lo estaba pasando bien encima mia. Yo lo único que podía hacer era tocar sus botas y soportar la presión. Supongo que lo peor, aparte de cuando reposaba todo su peso en mi pecho, era cuando me la ponía en la cara y presionaba.
Me insultaron y mis gemidos debieron oirse desde fuera porque algunos pretendieron entrar y disfrutar del espectáculo. Yo no me enteré de nada, pero luego me contaron que alguno entró y se quedó con la boca abierta.
Luego me cambiaron de posición. Me pusieron boca abajo y JC. siguió pisando: culo, espalda, piernas, brazos, manos y cabeza. Eso me dolió bastante, sobre todo cuando ponía en tacón sobre la cabeza o el cuello. Yo me agitaba pero era inútil. Luego volvió a mover mi cabeza y J. volvió a meterme la polla en la boca y seguí mamándola. Entonces, estimulado por los gemidos de J., C. comenzó a patearme, primero con la punta afilada de la bota en el culo y luego con un lateral. Aquello dolía bastante y sonaba aún más. Sé que entre ellos hubo abrazos, besos y que también jugaron con las botas, pero no pude darme cuenta de mucho porque estaba boca abajo y porque J. no dejaba de pisarme la cabeza. C. seguía gimiendo y entonces sacó la polla de mi boca y se puso cara a la puerta. En la penumbra pude ver cómo seguía moviendo su polla hasta que emitió un gemido profundo. Se había corrido.
C. seguía sobre mi espalda pero se bajó, el clima se había diluído un poco y yo me levanté. Estaba mareado por las patadas y la posición, pero contento de haber servido a aquellos dos Amos. Nos recompusimos como pudimos y salimos a la terraza a tomar algo. Nos sentamos en una mesa y me mandaron a comprar dos botellines de agua y una cola. Cuando me senté J. puso su bota sobre mi paquete y presionó. C. estaba a mi derecha y también levantó su pierna, pero solo pudo apoyarla sobre la mia. Bebimos casi en silencio. En la terraza había bastante gente, la mayoría extranjeros. Entonces, ante su sorpresa, levanté la bota de J. y se la lamí allí mismo. C. miró asombrado y empezaba a darle una especie de arranque de celos cuando también cogí la suya y se la lamí.
J. y yo queríamos salir, pero C. estaba cansado y allí él llevaba la voz cantante, así que nos fuimos sobre las 2 menos cuarto de la noche. Les llevé a la casa donde se están quedando. Cuando paramos me bajé del coche y les abrí la puerta. Al salir del Yumbo ya me habían llamado la atención por ir delante de ellos. Un esclavo siempre debe ir por detrás de un Amo.
Hemos quedado en vernos otra vez esta semana y dar una vuelta por la Isla.
En cuanto llegamos al Construction, uno de los bares donde comienza la movida, se hizo evidente que las chupas eran innecesarias así que me ordenaron que las llevara a mi coche. Obedecí inmediatamente.
En el bar había bastante gente. Tiene tres zonas diferenciadas: la terraza, el interior del bar y la zona de juegos que ocupa prácticamente lo mismo que donde están las barras. Cuando volví ellos estaban esperando en la terraza. Sin más dilación entramos en la zona de juegos. Echamos un vistazo. Ellos no recordaban mucho el sitio aunque el año pasado me usaron allí mismo. Las cabinas estaban todas ocupadas y esperamos donde estaba el sling a que se quedara una libre. Efectivamente al poco tiempo una del fondo quedó libre y entramos. Sin pérdida de tiempo me pusieron de rodillas y me hicieron lamer las botas. Estaba bastante oscuro pero podía sentir sus botas.
En la cabina había una especie de banco acolchado cobre el que me apoyé. Entonces C se subió encima y se sacó la polla dándomela a comer. Mientras tanto C. me tocaba el culo a través de los pantalones de cuero, hasta que empezó a darme nalgadas que debieron sonar en todo el cuarto de juegos. La puerta no tenía pestillo y C. se dedicaba a cerrarla para evitar que los numerosos curiosos entraran. Así seguimos un rato mientras notaba como J. se ponía cada vez más caliente. Su polla crecía en mi boca y con golpes en la cara iba marcando el ritmo que debía llevar. Mientras tanto C. seguía dándome nalgadas. Hubo un intercambio de palabras entre ellos pero yo no me enteré, estaba muy concentrado en lo mi.
En un momento J. se bajó del banco y me tumbaron en él boca arriba. C. se subió encima mia y puso las botas sobre mi pecho, mis huevos y mi cara. Estaba soportando todo su peso mientras J. miraba con los pantalones por las rodillas y la polla tiesa. En un momento dado me costó respirar, me estaba asfixiando del peso sobre el pecho, pero seguí. Notaba que los gemidos excitaban a C. así que continué dejando fluir mis sensaciones. En otros momentos suelo callar y concentrarme en lo que estoy sintiendo sin exteriorizarlo para no dar muestras de debilidad y expresar que puedo aguantar más. Entonces cambiaron de posición y J. subió sobre mi mientras C. bajaba. No sé en qué momento lo habían hecho pero ambos tenían los pantalones por encima de las botas.
C. también puso sus botas sobre pecho, polla, abdomen y cara; ambas piernas. En un momento dado hizo que inclinara mi cara hacia la derecha apoyando la planta de su bota sobre ella; y J aprovechó para meter su polla en mi boca y hacer que se la comiera. Estaba muy empalmado y disfrutaba por los gemidos que emitía. C. también lo estaba pasando bien encima mia. Yo lo único que podía hacer era tocar sus botas y soportar la presión. Supongo que lo peor, aparte de cuando reposaba todo su peso en mi pecho, era cuando me la ponía en la cara y presionaba.
Me insultaron y mis gemidos debieron oirse desde fuera porque algunos pretendieron entrar y disfrutar del espectáculo. Yo no me enteré de nada, pero luego me contaron que alguno entró y se quedó con la boca abierta.
Luego me cambiaron de posición. Me pusieron boca abajo y JC. siguió pisando: culo, espalda, piernas, brazos, manos y cabeza. Eso me dolió bastante, sobre todo cuando ponía en tacón sobre la cabeza o el cuello. Yo me agitaba pero era inútil. Luego volvió a mover mi cabeza y J. volvió a meterme la polla en la boca y seguí mamándola. Entonces, estimulado por los gemidos de J., C. comenzó a patearme, primero con la punta afilada de la bota en el culo y luego con un lateral. Aquello dolía bastante y sonaba aún más. Sé que entre ellos hubo abrazos, besos y que también jugaron con las botas, pero no pude darme cuenta de mucho porque estaba boca abajo y porque J. no dejaba de pisarme la cabeza. C. seguía gimiendo y entonces sacó la polla de mi boca y se puso cara a la puerta. En la penumbra pude ver cómo seguía moviendo su polla hasta que emitió un gemido profundo. Se había corrido.
C. seguía sobre mi espalda pero se bajó, el clima se había diluído un poco y yo me levanté. Estaba mareado por las patadas y la posición, pero contento de haber servido a aquellos dos Amos. Nos recompusimos como pudimos y salimos a la terraza a tomar algo. Nos sentamos en una mesa y me mandaron a comprar dos botellines de agua y una cola. Cuando me senté J. puso su bota sobre mi paquete y presionó. C. estaba a mi derecha y también levantó su pierna, pero solo pudo apoyarla sobre la mia. Bebimos casi en silencio. En la terraza había bastante gente, la mayoría extranjeros. Entonces, ante su sorpresa, levanté la bota de J. y se la lamí allí mismo. C. miró asombrado y empezaba a darle una especie de arranque de celos cuando también cogí la suya y se la lamí.
J. y yo queríamos salir, pero C. estaba cansado y allí él llevaba la voz cantante, así que nos fuimos sobre las 2 menos cuarto de la noche. Les llevé a la casa donde se están quedando. Cuando paramos me bajé del coche y les abrí la puerta. Al salir del Yumbo ya me habían llamado la atención por ir delante de ellos. Un esclavo siempre debe ir por detrás de un Amo.
Hemos quedado en vernos otra vez esta semana y dar una vuelta por la Isla.
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