lo más difícil es, sin duda, aceptar que eres lo que eres. darle nombre a esos impulsos, emociones, sensaciones, sentimientos, ideas, deseos que te rondan la cabeza no es fácil y cuando lo haces puede llegar a ser amenazante. decir "soy un sumiso" o "soy un esclavo" o "necesito someterme", incluso decírtelo a ti mismo, puede ser una experiencia dura, e incluso aterradora en algunos casos. es ir en contra de todo lo que nos ha enseñado, y nos enseña la sociedad. va en contra de todo lo que se considera "moral" y "justo". no es hasta que cuestionamos esos mismos principios y los deconstruímos que comenzamos a sentirnos a gusto en nuestra piel, sea la natural o la artificial de latex o cuero. cuando este trabajo está hecho, arrodillarte ante un Amo no solo se vuelve algo natural sino algo deseable. la razón es que estás realizando tu propia naturaleza, en palabras de mi Señor, hacer aquello para lo que has nacido. para llegar hasta allí hay que realizar un gran trabajo y es más fácil si lo haces con alguien que te acompañe.
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