todo el día encerrado en casa, leyendo, estudiando y viendo algo de cine. la mayor parte del tiempo en silencio. es curioso pero casi no ha habido comunicación con mi Señor, tampoco hacía falta. el entrenamiento al que ha sometido al objeto hace que el objeto sea objeto y se siente sometido incluso cuando no hay un intercambio constante o intenso de mensajes. el destino del objeto está sellado. ya no hay marcha atrás. no hay posibilidad de escape porque aunque el objeto simule ser humano y esté rodeado de humanos, mi Señor ha encerrado su menta en una jaula que no se puede romper, al menos el objeto no podría romperla, y eso si quisiera romperla que no quiere. realmente no quiere nada, salvo obedecer a mi Señor. lo maravilloso de esto es que, aunque sin gran cantidad de mensajes el objeto se haya sentido igual de próximo y cercano a mi Señor que si estuviera físicamente bajo sus botas. es una prueba más de que le pertenece y que esto solo existe para servirle y obedecerle.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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