el entrenamiento al que se somete a un inferior tiene sentido cuando las cosas van mal. si todo está afinado y centrado, no son necesarias las herramientas de ese entrenamiento, que básicamente están en caminadas a poder afrontar las dificultades. cuando todo va bien es fácil. la cosa se complica cuando las cosas se tuercen. entonces hay que poner en marcha esas habilidades que los Superiores nos han enseñado. esta reflexión es pertinente porque hoy ha pasado algo parecido. el objeto tenía una cena por la noche y pasó el día haciendo gestiones propias de humanos: mercado, alguna compra que necesitaba, etc. al final estuvo la mañana fuera y la tarde haciendo alguna cosa antes de salir a esta cena. el tema es que la cena se convirtió en un desastre. la comida fue muy cara y luego el objeto se vio envuelto en una "discusión" con una de las personas que habían acudido. realmente no fue tanto cuanto que esa persona hablaba de cosas que no sabía muy bien, o mejor dicho que analizaba desde una perspectiva y no era capaz de aceptar que hubiera otras. al final el objeto se vio envuelto por el ego, que es quien realmente domina todas las discusiones, y acabó sintiéndose triste, deprimido y frustrado. exactamente como cualquier humano. así que nuevamente el ego se ha hecho presente y el objeto no ha sabido comportarse como un objeto sino que se ha dejado llevar por las emociones y los sentimientos. en definitiva, un desastre.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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