aguantó y aguantó y aguantó. aguantó todo lo que pudo pero al final no pudo evitarlo y comenzó a orinar. la liberación por haber podido hacerlo se mezclaba con la humillación de que le estaba cayendo encima. para eso le había atado el Amo como lo había hecho. solo era un paso más. su boca estaba abierta y el Amo echaba agua regularmente, lo que significaba que pronto volvería a sentirse lleno y tendría que volver a aguantar.
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