lunes, 25 de noviembre de 2024

día 5425 de esclavitud, castrado permanentemente

 el objeto regresaba hoy de madrid, de servir a mi Señor. el avión salía más tarde de lo que normalmente lo hace así que mi Señor y objeto pudimos hacer todo el ritual con más calma. después de despertarse y ducharse el objeto pasó algún tiempo en la celda, hasta que se hizo la hora de ir a desayunar a vips, algo que hacemos cada vez que el objeto regresa a gran canaria. mi Señor pidió por los dos y estuvo hablando con su objeto porque esto no habló ni una sola palabra. no hacían falta mordazas, ni nada por el estilo. el desliz del sábado fue suficiente. sólo silencio por su parte, lo que significa una profunda atención a lo que mi Señor decía. para eso es el silencio, para eso es la mordaza, cualquier mordaza, para que lo que diga el Amo sea lo principal, y lo único. 

el tiempo era de invierno, lloviendo. mi Señor llevaba unas botas altas, de montar pero de goma, ideales para la lluvia. como teníamos tiempo mi Señor llevó al objeto al centro a fnac, donde estuvimos viendo algunas cosas. luego nos sentamos en callao tomando algo y viendo llover. mi Señor dijo que así podría ser la vida del objeto: en silencio, saliendo cuando Él quisiera y estando encerrado el resto del tiempo, sin hablar y completamente sometido. el objeto no pudo evitar que ante estas palabras parte de la jaula le doliera. Cuando se hizo la hora volvimos a casa para coger la mochila. el objeto no la había llevado todo el tiempo porque era una carga, y fuimos hacia el metro. allí nos despedimos, como siempre. mi Señor le quitó la cadena, que en esta ocasión se trajo el objeto porque tiene la intención de limpiarla ya que no brilla como debería, ya que es de acero inoxidable, o eso dijeron al objeto. el viaje en metro es siempre lo más extraño porque el objeto siente un vacío en su interior, como si le estuvieran arrancando algo. es el inicio de la vuelta a lo poco de humano que queda en su existencia, porque desde el viernes ha sido completa y totalmente un objeto. el vuelo fue relativamente normal. como siempre la atención fue exquisita y el objeto pudo leer durante todo el viaje. ahora queda pasar el proceso de adaptación, y escribir sobre lo vivido allí, que es lo más duro.

sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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