era fiesta local, además de ser domingo, así que mi Señor ordenó al objeto salir con unos conocidos. nuevamente esta expresión puede resultar engañosa. realmente el objeto lo puso bajo las botas de mi Señor, sobre todo, como en otras ocasiones, para mantener la apariencia de ser humano y porque negarse hubiera sido maleducado y grosero. una vez que mi Señor concedió su beneplácito, se convirtió en una orden. y también como en otras ocasiones el objeto no lo pasó especialmente bien, más bien al contrario. había mucha gente y eso le agobió bastante. pensó que ya no estaba para estar entre una multitud de humanos, que aquel no era su sitio, que estaba de sobra. se sentía profunda y existencialmente incómodo. al final el día pasó y el objeto solo espera que mañana sea un día mejor porque después de un día muy humano siempre sigue un día de profunda existencia sumisa.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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