el objeto salió a las seis y media de la mañana de casa y regresó a las seis y cuarto de la tarde. doce horas fuera con calor, mucha humedad y mucho trabajo. sin embargo, y a pesar de eso, mantuvo la calma y la tranquilidad todo el tiempo, la ataraxia de una manera tranquila y calmada. el trabajo fue intenso pero no alteró ni afectó al objeto, y todo es obra de mi Señor. por la noche mi Señor salió a cenar y le envió al objeto una foto suya en el restaurante mostrando sus botas, altas, negras, espectaculares. era una postura que conocía el objeto: sentado, con una pierna apoyada en la rodilla. esto hacía que el pantalón se levantara y mostrara gran parte de las botas. como siempre el objeto se sobrecogió al verla. todo lo que no había sentido durante el día se concentró en ese momento. podría alguien decir que eso es perder la ataraxia pero mi Señor ha ordenado al objeto que sienta excitación, que es lo único que se le permite sentir. y el objeto obedeció hoy la orden de mi Señor.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega
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