un día intensamente humano, excesivamente humano. por la mañana el objeto tuvo dos videoconferencias muy intensas, donde se abordaron muchos temas y fue muy intenso. luego, por llevar a un compañero al aeropuerto, el objeto se tragó dos colas de casi una hora cada una. y para colmo, en una de las colas, el coche tuvo una avería y, en previsión del fin de semana, el objeto tuvo que llevar el coche a un taller de urgencia a ver si lo podía usar. allí le hicieron un apaño pero esto salió de su casa a las 6:45 y llegó a las 19:30, 13 horas más tardes, con un calor y una humedad terribles. engañaría este objeto si en algún momento no estuvo a punto de perder la ataraxia, pero se mantuvo firme y lo único que hizo que mantuviera su tranquilidad fue, como siempre, mi Señor. pensar en Él, mandarle mensajes, recibir los Suyos... es un entramado que cubre y protege al objeto. evita que caiga en la desesperación y en la angustia existencia de tener que tomar cientos de pequeñas decisiones, porque las grandes no las toma el objeto sino mi Señor, y nunca se equivoca.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega
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