durante gran parte de su existencia, desde que descubrió el mundo bdsm, inicialmente con las botas, el bondage y el cuero, el objeto se sintió un poco solo y extraño. como si fuera el único en el mundo al que le fuera todo eso. la aparición de internet le ayudó a descubrir que había más gente, más personas a las que le gustaba lo mismo. el entrenamiento del Dueño lo fue llevando hacia lugares donde jamás pensó llegar, a pensamientos que nunca se sintió capaz de tener y a hacer cosas que nunca pensó que haría. por eso, cuando encuentra una imagen real de alguien que ya ha conseguido materializar lo que el Dueño desea para el objeto, el espíritu del objeto vibra. es el caso de la FdD de hoy. este es el futuro, cada vez más próximo, del objeto: un mero objeto deshumanizado, sin piel a la vista, sin identidad, completamente inmovilizado y metido en una jaula para el disfrute del Dueño hasta que Éste decida usarlo para su placer. el objeto no puede hablar, no puede moverse, no puede decidir. no controla absolutamente nada. de hecho está ahí esperando, pero tampoco puede esperar nada. si no es usado no puede reclamarle al Dueño nada. ni placer, ni dolor, ni atención. así es como el Dueño ha rehecho al objeto después de destruir lo que era previamente, y ahora el objeto solo puede sentir que este es su destino. este es su fin. este es el objetivo de su existencia.
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