el viaje había sido demasiado largo. de hecho se había
dormido durante el trayecto así que era imposible saber incluso cuánto
había durado, ni en qué dirección. no sabía si era de día o de noche,
pero de todas formas no lo habría visto por la capucha de cuero.
tampoco habría podido pedir ayuda, la mordaza se lo impedía. le dolían
las esposas de las muñecas y las cuerdas de los pies, a pesar de las
botas. la furgoneta paró y el Amo lo sacó y lo cargó como un fardo por
una pequeña escalera. lo puso de pie y cerró la puerta. le quitó la
capucha y vio un sótano, convertido en una mazmorra llena de todo tipo
de artefactos. no le había dicho a nadie que iba a quedar o que estaba
allí. pensaba sólo en una noche de sexo salvaje.
-Bienvenido a tu nueva casa -dijo el Amo.
miércoles, 28 de diciembre de 2022
minirelato
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