al objeto siempre le ha llamado la atención la idea del cruising como caza. tal vez sea porque cuando esto hacía cruising, cosa que no ocurría a menudo, se sentía tan perdido como un animal indefenso en el bosque rodeado de cazadores dispuesto a acabar con él. con el tiempo y la reflexión, el objeto se ha dado cuenta de que lo que realmente pasaba es que su sentimiento de inferioridad salía a la luz sin barreras y se encontraba con la autoridad, el poder y la fuerza de todos esos Amos. recuerda sentirse completamente desnudo frente a una mirada, o indefenso ante un gesto. debe confesar que esos momentos de cruising nunca terminaban en nada, porque el miedo era demasiado fuerte e intenso, y el ego, que en aquel entonces estaba en plena efervescencia, despertaba las alarmas e impedía que el objeto se sometiera y entregara. fue prácticamente la misma sensación que aquella primera noche cuando el objeto estuvo bajo las botas del Dueño por primera vez. el Dueño tenía una actitud de cazador, con esas botas que puso casi en la cara del objeto, con el pantalón de cuero. esto no podría haberse resistido bajo ningún concepto. desde el momento en que cruzó el umbral de Su casa su destino estuvo sellado, su futuro sentenciado y su existencia esclavizada. el tiempo ha demostrado que eso fue así y que no podría haber sido de otra forma.
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