la mazmorra es un lugar ideal para ver las
cosas desde otro punto de vista. allí abajo no hay ruido, no hay
ventanas que distraigan la vista. no hay influencias externas y no se
puede uno despistar con cantos de sirenas ni cosas de diseño. de hecho
una mazmorra no tiene más decoración que los instrumentos que se
utilizan para someter al prisionero, al enjaulado. no es algo fashion
sino que está desnudo de todo artificio, lo cual resulta extremadamente
auténtico, escandalosamente auténtico. porque cuando se cierra la puerta
de la mazmorra la esperanza se queda fuera y lo que queda dentro es la
realidad, desnuda y radical. si entras en ella de forma voluntaria debes
estar dispuesto a dejar todo fuera y a quedarte con aquello que te
permitan, no con aquello que desees, que además puede ser sustraído en
cualquier momento sin que tengas nada que decir. así es vivir en una
mazmorra: vivir completamente dependiente, sin saber si saldrás o si
esas paredes serán lo último que verás. para quienes entran obligado es
una especie de infierno, pero para quienes lo hacemos voluntariamente es
un trozo de cielo en la tierra porque nos proteje del entorno, de los
peligros de fuera, de aquello que nos puede agredir. es un refugio.
lunes, 14 de noviembre de 2022
cartas desde la mazmorra
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