lunes, 7 de noviembre de 2022

cartas desde la mazmorra

de las nuevas secciones que el objeto intenta introducir en el blog desde hace unas semanas, esta de las cartas desde la mazmorra tal vez sea la que está teniendo más éxito. también es que es la más fácil de escribir. al objeto no le cuesta nada entrar en situación, sentirse en la mazmorra profunda y escribir desde ahí. es cierto que no vive en una mazmorra física, pero eso no parece ser un impedimento para que el Dueño lo entrene, lo controle, lo castigue y lo vaya modelando a su gusto. esto ha leído algo de aislamiento, de reprogramación, de síndrome de estocolmo y, a pesar de como ha dicho, no vivir en una mazmorra física, su vida está en una mazmorra. la clave de todo está en saber que, incluso dejando la puerta abierta, el objeto no escaparía de su confinamiento, de su encierro. las rejas físicas se pueden limar. las paredes se pueden derribar y se pueden abrir boquetes en ellos. las cerraduras pueden ser forzadas. eso no constituye un gran problema. pero cuando la rejas, las paredes y las cerraduras están en tu interior, no hay salida posible. y eso es lo que se ha asegurado el Dueño, y lo asegura cada día, en cada momento: que todo está bien seguro, que tiene la mente de su objeto controlada y que cada día que pasa es más suya. lo ha encerrado entre normas y rituales hasta el punto de llegar a olvidar que una vez fue libre y además, y esto es lo más importante, que ya no volverá a serlo nunca más. primero le quitó el sexo, luego la capacidad económica y antes la de elegir al tener que pedir permiso para prácticamente todo. luego el aislamiento social, y ahora la certeza de que no tiene derecho a la amistad ni a nada que se le parezca porque cualquier amigo siempre fracasará en darle la respuesta que el objeto necesita. y ante cada paso el objeto solo ha podido arrodillarse y darle las gracias. ¿alguien duda de que el objeto vive en una mazmorra?

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