estaba sentado, pero era la única "comodidad". las muñecas fuertemente sujetas a los brazos del sillón, las botas en una especie de reposapies y todo cubierto por anchas tiras que no dejaban moverlo ni un centímetro. solo había oscuridad y silencio, mucho silencio. el cuero se le pegaba a la piel. se imaginó viéndose desde fuera: un mero objeto, todo de cuero sin mostrar un trozo de piel. entonces se excitó y su polla comenzó a dolerle.
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