todo en la vida tiene un sentido, una razón de ser. cuando no se lo encontramos llamamos a eso locura o depresión. a veces nuestros sentidos pueden no coincidir, o incluso no entender la razón de la existencia de alguien que está a nuestro lado. el objeto, por ejemplo, no puede entender la idea de la acumulación constante, de gente que se dedica a acaparar y acaparar sin límites y que solo se sienten bien cuando consumen. o aquellas personas que se dejan llevar por el ego y el sentido de su vida es hacer el mal a otras personas y conseguir que no se sientan bien. son cosas que el objeto no entiende, pero puede llegar a comprender que para ellos la razón de la existencia del objeto sea aún más incomprensible, a saber: llega a ser el mejor objeto posible. el proceso de entrenamiento del objeto es un proceso hacia la deshumanización y la objetificación radical, profunda, extrema si se quiere. ese es el sentido de su existencia, la razón por la que se levanta por las mañanas y hacia el que encamina todas sus fuerzas y energías. pero no lo hace por si mismo. el objeto trabaja y se esfuerza en esto, es el sentido de su vida porque el Dueño ha decidido que así sea. Él quiere una propiedad que obedezca ciegamente, que no sienta, piense o espere nada, sino que sencillamente esté ahí para ser usado por Él. ese es su auténtico fetiche y el objeto ha venido a este mundo a intentar que sea una realidad.
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