jueves, 22 de septiembre de 2022

FdD aprender a obedecer


nuestra sociedad es una sociedad ruidosa, que no valora el silencio para nada. para la muchos está bien disfrutarlo durante un tiempo, tal vez un fin de semana en el campo o en la hospedería de un monasterio. sin embargo la mayoría no sólo huye del silencio, sino que le da pánico, pavor. le atemoriza no escuchar música, o la tele, o la radio, o los últimos podcast. y cuando estamos con gente lo que hacemos es intentar hablar todos a la vez y cuanto más alto para que se nos oiga, mejor. por eso las mordazas, a pesar de su sencillez, son tan efectivas como método de entrenamiento. las hay de muchos tipos, desde un simple trozo de tela o un rollo de cinta aislante, hasta algunas que son un auténtico arnés que cubre la cabeza. la primera vez que un inferior es amordazado en una sesión es algo impactante. le marca porque tal vez sea la primera vez en su vida que, incluso deseándolo, no pueda hablar, ni dar su opinión, ni contar una historia, ni objetar algo. está silenciado, callado, y en cierta medida anulado. sus pensamientos no cuentan, sus opiniones tampoco. amordazar a un esclavo es el primer paso para que aprenda a obedecer.

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