jueves, 22 de septiembre de 2022

día 4633 de esclavitud, castrado permanentemente

un nuevo día de castigo sin la jaula por haber hablado demasiado el día de ayer. a primera hora Dueño y objeto mantuvieron una conversación al respecto en la que el objeto se "quejaba" de por qué no cumplía las órdenes del Dueño, sabiendo que eran lo mejor para él. el objeto es plenamente consciente de que cada vez que hablada la oportunidad al ego para que entre y se establezca. el Dueño dijo al objeto que hasta cierto punto era inevitable, porque vivía entre humanos y que las circunstancias externas le obligaban a eso. pero eso no puede ser excusa, pensó el objeto, porque el Dueño le castiga no por hablar, cuando tiene que hablar, sino por hablar más de la cuenta, por hablar demasiado, por hablar como un humano. el hecho es que, una vez ya establecido, incluso sin el ritual que estaba previsto, que el objeto no volverá a pronunciar palabra delante del Dueño, no entiende el objeto por qué le cuesta tanto no hablar sino lo estrictamente necesario.
el hecho es que hoy, al cumplir el castigo y quitarse la jaula, el objeto empezó a sentirse mal. ver su apéndice libre le produce una sensación de repulsión y de asco muy profunda. es como si no fuera parte de su cuerpo, como si la jaula fuera algo propio mientras que el apéndice fuera algo extraño. esta sensación de repulsa es casi física, no meramente psicológica,  y por eso precisamente es un castigo.
como siempre que comete un pecado el objeto se propone firmemente no pecar más, cumplir la penitencia y ser perdonado por el Dueño. ni siquiera se trata de hacer propósito de enmienda porque eso implicaría que el objeto tiene en sus manos capacidad de elegir cuando realmente lo único que tiene que hacer es obedecer al Dueño y no hablar más de la cuenta.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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