hay días extraños en
que la comunicación entre Dueño y esclavo se limita al saludo inicial y
a poco más. lo fantástico es que eso no significa que el objeto lo
sienta lejano o se sienta abandonado. el Dueño está en la mente del
objeto, aunque más adecuadamente debería decir que el Dueño es la mente
del objeto, así que no puede escapar de lo que es. el objeto no se
imagina que es un propiedad, o desea ser una propiedad. el objeto no es
otra cosa sino una propiedad, una propiedad del Dueño y, al igual que
sus botas, que si no son usadas no dejan de ser Suyas, el objeto es del
Dueño pase lo que pase, haya comunicación cada segundo o no la haya en
todo el día. una propiedad no puede exigir nada, ni desear nada, ni
molestarse por nada. las botas del Dueño no se alegran cuando son
usadas, ni se entristecen si no lo son y permanecen almacenadas. es
cierto que en el objeto quedan restos de cierta humanidad, sobre todo
porque tiene que seguir aparentando ser uno de ellos en el trabajo a
diario, pero eso es coyuntural y el Dueño está trabajando para
eliminarlo de un plumazo cuando desee o cuando sea necesario. ayer
mismo, hablando de este tema, después de que el objeto le dijera que lo
que ha hecho el Dueño con el entrenamiento fue destruir al objeto para
hacerlo de nuevo a Su gusto, el Dueño contestó: "Es lo que me
suplicaste". y efectivamente fue así en un momento del entrenamiento. y
el objeto contestó "y sigue haciéndolo mi Dueño", aunque un objeto no
tiene derecho a suplicar. la realidad es que el Dueño siempre cumple su
palabra.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
jueves, 15 de septiembre de 2022
día 4626 de esclavitud, castrado permanentemente
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