lunes, 26 de septiembre de 2022

carta desde la mazmorra

desde lo profundo de la mazmorra el objeto es plenamente consciente y tiene muy presente que el Dueño ha salvado al objeto. la salvación es un concepto que tiene connotaciones religiosas, bueno algo más que connotaciones. sin embargo también se puede usar en un contexto laico cuando se refiere a, por ejemplo, preservar y proteger a alguien de un peligro. sin embargo la salvación que el Dueño ha realizado es algo más que un mero hecho puntual. cuando el Dueño encontró al objeto esto estaba al borde del abismo, a punto de perecer. no es una cuestión de ser especialmente fatalista. el objeto posiblemente no hubiera muerto, o si, pero si que habría caído en una dinámica autodestructiva, depresiva y con consecuencias imprevisibles. prácticamente había abandonado la posibilidad de vivir su sumisión, de encontrar una forma de realizarse como esclavo, de ser encontrado por un Amo. había tenido varios intentos y todos habían fracasado. el fracaso es algo terrible si no se lleva adecuadamente y el objeto estaba a punto de convertir el fracaso en el centro de su existencia. de hecho cree que estaba a punto de abandonar. la situación era tan grave que incluso había intentando dominar a otros, pensando que el problema era que realmente era una Amo que se ocultaba tras sentimientos y comportamientos sumisos.
estaba en esa situación cuando se dio la última oportunidad y fue con el Dueño. la prepotencia e ignorancia del objeto llegaban a tal punto que, como ha comentado en alguna ocasión, incluso fue al encuentro, y pensó después de algunos más, que era el objeto que controlaba la situación y que podría hacer lo que quisiera. hoy, desde la mazmorra en la que vive, sabe que su destino estuvo sellado aquel día en el que el Dueño puso la bota cerca de su cara y el objeto no pudo evitar mirar. en aquel momento el Dueño decidió que el objeto se convertiría en su esclavo y que lo sometería hasta el punto de anular cualquier rasgo humano que pudiera tener. en eso consisitió la salvación, en desarrollar toda la potencialidad que tenía el objeto y que solo el Dueño puede, pudo y podrá ver. a partir de ese momento el objeto fue llevado hasta donde el Dueño quería, y Éste mantuvo la ficción de que el objeto seguía controlando algo, hasta que fue evidente que no y saltó lo obvio, que el objeto se había convertido en un objeto, en una propiedad en manos del Dueño, y que había sido esclavizado para siempre, o lo que es lo mismo, que había sido salvado por el Dueño.

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