siempre hemos hablado del cuero como una especie de altavoz que proyecta el interior de los Dominantes. la intensidad de esa proyección depende de lo fuerte que sea la energía del Superior. en algunos casos el cuero es espectacular, pero no dice nada. eso es porque quien lo lleva tampoco transmite nada. por sí solo no tiene efecto. necesita alguien detrás. a medida que los inferiores vamos aumentando en experiencia, nos damos cuenta de eso. parece como si se despertara una especie de radar. detectamos quien sabe que ha nacido para ser servido, quien se siente con autoridad, quien merece que le obedezcamos. no hace falta hablar. no es algo que se diga abiertamente, y si se hace, si alguien dice que merece ser servido, posiblemente no lo merezca. así son las cosas. una mirada, un gesto, una expresión. es suficiente, pero combiando con el cuero y las botas el susurro se convierte en un grito, en una especie de sirena que todos los sumisos de alrededor percibimos. es algo que no se puede fingir, y si alguien consigue fingirlo, peor para él porque al final no conseguirá lo que busca. nos tapamos con cuero, nos cubrimos con latex, pero debido al tipo de relación que mantenemos somos extremadamente auténticos y quien no, lleva todas las de perder.
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