estaba enfadado. el caballo lo había tirado a los pocos segundos quedando de los últimos del rodeo. entró muy molesto en el vestuario y lo vio. él había conseguido domar al suyo casi sin problemas y ahora lo miraba a él. supo lo que tenía que hacer porque era tradición. era el vencedor. se acercó, se arrodilló ante él y besó humildemente sus polvorientas botas mientras él cogía su lazo.
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