el cuarto oscuro estaba lleno. nada más entrar dos manos enguantadas le cogieron el brazo derecho mientras otras hacían lo mismo con la izquierda. el tercero, también enguantado puso una mano en la boca y lo arrastraron a un rincón mientras le bajaban la cremallera de su pantalón de cuero. no se resistió. sólo dejó que lo follaran mientras gemía a través del guante que lo amordazaba.
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