una de las "tesis" de este blog es que la libertad es un valor supremo, el máximo valor de hecho. si, parece una contradicción pero así es. valoramos tanto la libertad y la absolutizamos tanto que defendemos el derecho de, libremente, renunciar a ella, convirtiéndonos en esclavos. esto es algo que ni siquiera los mayores defensores de este principio llegan a hacer. se les llena la boca hablando de ella, pero luego le ponen límites. ¿acaso, si soy libre, no puedo entregar esa libertad a otro? ¿no puedo libremente obedecer hasta el punto de que nada dependa de mi? ¿soy libre para algunas cosas pero no para convertirme en esclavo? muchos juegan con las cartas marcadas. primero está la manida frase "mi libertad termina donde empieza la del otro"; lo cual es cierto, y el objeto lo defiende, pero si soy libre puedo hacer con mi libertad lo que desee, que en este caso es ponerla bajo las botas del Dueño. y Él la coge, la acepta y la gestiona en nombre del objeto, para hacerlo algo mejor, para que el objeto desarrolle todo su potencial, para que encuentre su lugar en el mundo. con esto no daño a nadie, no entro en la libertad de nadie, no condiciono a nadie. ¿o es que la libertad solo hace referencia a nuestra capacidad de comprar este producto? ¿ o de votar a este partido pero cuando entramos en este ámbito empiezan a temblarnos las piernas?. o aceptamos que somos tan libres como para convertirnos en esclavo o no somos libres de verdad.
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