después de la intensidad de la entrega del jueves y del cúmulo del dolor del viernes, el sábado es un momento de tensa calma, de espera. en el imaginario cristiano ya se conoce el final, jesús resucitará dándole la razón y venciendo sobre aquellos que querían acallarlo. el bdsm tiene algo parecido. después de cada sesión, de cada entrega, de cada dolor intenso, hay una calma tensa, placentera, hasta que todo vuelva a empezar. el inferior suele ser almacenado, esperando la próxima vez que su Amo decida usarlo. también es el momento de reflexionar, de dejar que las emociones y la experiencia vivida se asiente, que los pensamientos se resituen, de que todo vaya al lugar donde le corresponde. no es que todo vuelva a su lugar. eso es imposible. cada sesión, cada uso que hace el Amo de su esclavo lo modifica, en mayor o menor medida, pero no lo deja igual, no puede dejarlo igual. esa es la esencia del entrenamiento. todo inferior que es propiedad de un Amo y que es usado por Él, vive su propio sábado santo cada día, esperando volver a la vida de nuevo, que no es otra cosa que volver a ser usado por el Amo de nuevo.
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