sábado, 9 de abril de 2022

día 4468 de esclavitud, castrado permanentemente

el objeto dista mucho de ser perfecto. no lo es ni nunca lo será. pero lo bueno de ser un objeto es que tampoco tiene que serlo. hoy el objeto cometió una falta, un pecado. una compañera de trabajo tuvo una emergencia con su ordenador. perdió todo lo que tenía dentro y llamó al objeto desesperada. el objeto salió a ayudarla y ni siquiera avisó al Dueño y mucho menos lo puso bajo sus botas. se dejó llevar por el impulso del momento, por la angustia de la compañera. en definitiva se comportó como un humano. estuvo un tiempo ayudándola a recuperar la información del ordenador y cuando volvió a casa afrontó la situación. el Dueño le hizo caer en su error y castigó al objeto de una manera dura: el objeto estará dos días sin la jaula. para cualquier otro sería un alivio, para el objeto es un castigo durísimo. la jaula, como ha comentado en repetidas ocasiones, ya no es un añadido, algo que el objeto tiene y se pone. es lo que el objeto es. a falta de poder llevar la cadena con el candado por el trabajo, la jaula se ha convertido en el símbolo de la sumisión y pertenencia al Dueño. no llevarla es como cuestionar esa pertenencia, como ponerlo entre paréntesis, en suspenso. para el objeto es como perder su naturaleza. el sentido de su existencia, pero esto ha caído en una falta y ofensa al Dueño y el equilibrio se debe restaurar.

sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega

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