un Superior encuentra en los inferiores no placer, satisfacción de sus deseos y sus fantasías, obediencia. también tiene en ellos un ser que estaría perdido sin Su guía, sin Su orientación, sin Su control. los inferiores no podemos manejarnos por nosotros mismos, vivimos en una permanente situación de desconcierto, de descontrol, de insatisfacción, porque el mundo en el que vivimos no es el mundo que necesitamos. hay que tomar decisiones casi constantemente, enfrentarnos a situaciones violentas, interactuar con egos... y en esas situaciones estamos perdidos. por eso cuando aparece un Amo que decide tomarnos como su propiedad y empieza a establecer normas, líneas de acción claras, estructura, todo empieza a adquirir sentido. el mundo adquiere orden. ya no estamos tan perdidos. la disyuntiva es clara: o con un Amo obediendo y viviendo tu naturaleza, o sin Él en un mundo caótico de sufrimiento. lo chocante es que haya inferiores que decidan la segunda opción, y los hay, por cierto. una vez afianzada la relación sólo queda agradecer al Superior que haya salvado al inferior, que le haya llevado a esa nueva vida. la forma más simbólica de hacerlo es lamiendo o besando sus botas. no hay mejor manera. no hay mejor lugar para un inferior.
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