cuando el Dueño y el objeto están en una conversación muy profunda, muy intensa, donde se están diciendo cosas muy radicales, ambos tienen una coletilla que sale siempre en algún momento: "Y no son solo palabra". es algo que surgió desde el principio de la relación y lo que intenta remarcar es que lo que se está diciendo no es algo que se fantasee, o se imagine, sino que es algo real, algo que se siente y que acaba siendo una realidad. últimamente una de las cosas que termina con esa frase es el hecho de que, una vez despojado de su humanidad, el objeto es la propiedad más baja, más inferior que tiene el Dueño, incluso está por debajo de sus botas. es algo que puede parecer excesivo, radical, pero que no deja de ser verdad, no son solo palabras. las botas del Dueño son, para el objeto, más valiosas que el objeto mismo. están en una escala superior. por eso el objeto las adora, las venera, las limpia y las lame. se agarra a ellas porque son el asidero que une al objeto con alguien tan Superior como el Dueño. el destino del objeto está unido a las botas del Dueño, porque están inertes, guardadas, hasta que el Dueño se las pone y les da vida. así es igual el objeto. sin ser usado por el Dueño su existencia no tendría sentido.
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