ya hemos hablado en muchas ocasiones en el blog de las paradojas del bdsm: de como la esclavitud produce la auténtica libertad, y de como la sumisión es la forma más directa para ser feliz. hay otra paradoja importante que consiste en la castidad como forma extrema de placer. es cierto que viviendo en castidad no se tienen orgasmo, pero sí una intensa vida sexual. la castidad te obliga a estar siempre caliente, siempre excitado y la excitación es la mayor motivación para el comportamiento humano. todo el mundo busca algún tipo de placer. el inferior en castidad lo encuentra sometiéndose y manteniendo permanentemente ese grado deseo de satisfacer insatisfecho. cualquiera que haya caminado alguna jornada por el camino de la sumisión sabe que, tras conseguir el orgasmo, el nivel de obediencia de un inferior desciende ostensiblemente. los practicantes esporádicos, que hace unos minutos habían estado lamiendo botas y comiendo pollas, se vuelven puritanos vergonzosos, al menos hasta que la excitación vuelva a hacerles buscar un Amo de nuevo. todo eso se elimina con la castidad. es la mejor forma de tener a un inferior siempre servicial dispuesto a hacer lo que quiera el Dominante.
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