viernes, 12 de noviembre de 2021

día 4320 de esclavitud, castrado permanentemente

el objeto no sabe que pasa. tal vez sea porque hay bastante gente nueva en el trabajo del objeto, pero ayer hubo un comentario sobre la muñequera y las botas y hoy otro compañero ha vuelto sobre lo mismo. estaba el objeto en la cafetería y este compañero al lado y le ha preguntado si las botas son botas vaqueras, y el objeto le ha dicho que sí, y entonces este ha comenzado una conversación, bastante nervioso por cierto, sobre ellas: que si estaban chulas, que si eran llamativas, etc. el objeto ha aprovechado y no le ha evitado ninguna situación "incómoda", dándole tema y tirándole de la lengua. al final reconoció que le gustaban mucho. tal vez si no hubiéramos estado en la cafetería con más gente, y el objeto no fuera una propiedad del Dueño, sin duda habría conseguido que se arrodillara, al menos para tocarlas, y con un poco de suerte lamerlas. el hecho es que este compañero no pudo resistirse y puso en evidencia que se sentía atraidas por ellas. llevar botas en canarias, con el calor que hace, es significativo, muy significativo, y no pasa desapercibido para nadie. y entonces las dos soluciones son las que salieron ayer: o te gusta el rock o te va el sado. el tema es que el objeto no resuelve el dilema, sino que lo deja ahí. no lo hace por vergüenza o pudor sino porque el Dueño no le ha dado la orden. aceptar que te va el bdsm siempre es como otra salida del armario, y como ocurre con las salidas del armario, en determinados contextos puede ser contraproducente. la verdad es que no sabe el objeto la reacción de compañeros y compañeras si lo supieran, pero tampoco tiene que preocuparse por eso, porque es algo que depende del Dueño y las decisiones del Dueño, sean cuales sean, siempre son en beneficio del objeto.

sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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