domingo, 27 de junio de 2021

día 4182 de esclavitud, castrado permanentemente

 el Dueño también se está preparando para el cambio, para cuando empiecen las vacaciones y aumente su control. hoy le ha dicho que en agosto lo quiere bajo sus botas, sometido y entregado. además el objeto será torturado porque el Dueño, últimamente, dice disfrutar mucho con la tortura. por supuesto el objeto no tiene nada que decir antes eso, salvo obedecer, obedecer, obedecer.
Dueño y objeto mantuvieron hoy una de esas conversaciones que marcan y no porque haya sido especialmente sexual, sino porque ha sido extremadamente profunda. casi sin planearlo, al menos por parte del objeto, empezamos a chatear sobre los momentos importantes en la relación, aquellos que han hecho que el objeto sea como es. salió a relucir un hecho que el objeto tenía prácticamente olvidado pero que fue muy importante. para el Dueño fue la "última vez que me contestaste". fue tomando un café en uno de los viajes hace cinco años. el motivo no viene a cuento, porque tampoco era importante, pero el objeto mostró rechazo ante el Dueño y "se enfadó", aunque no mostró su enfado externamente. sin embargo el Dueño, que controla y se da cuenta de todo no mostró ningún sentimiento. al salir y pasar por un parque el objeto no pudo más y se echó a llorar. estaba roto, completamente roto. el Dueño había destruido la última barrera del objeto. esto no recuerda los detalles, ni se había dado cuenta de las consecuencias pero el Dueño le ha dicho que a partir de ese momento el objeto ha sido incapaz de negar, contestar o responder al objeto. en inglés hay una expresión para ello "talk back", hablar de vuelta. en ese momento el objeto perdió su "autonomía". el Dueño dice que desde ese momento el objeto fue completamente suyo y que a partir de ese momento el objeto no ha intentado justificar, responder o explicar nada. a partir de esa experiencia el Dueño siempre tiene razón. por supuesto ese hecho no fue más que el momento maduro, la concreción de algo que se había estado gestando con cada encuentro, con cada momento. aquello solo fue la gota que desbordó el océano de la sumisión en la que el objeto quedó sumergido de manera definitiva.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.

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