el objeto ha puesto bajo las botas del Dueño su perdón por haber hablado demasiado hoy. cuando el objeto habla demasiado está ofendiendo al Dueño porque está incumpliendo sus órdenes. el objeto debe mantener siempre una actitud callada, "ser un hombre de pocas palabras", en expresión del Dueño. el Dueño ha ordenado que hable lo menos posible, y al ser una orden del Dueño, cuando se incumple el objeto debe suplicar el perdón del Dueño.
después de que el Dueño perdonara al objeto siguió una conversación muy intensa en la que el Dueño le dio al objeto otra clave de su existencia. el Dueño le dijo al objeto que Él era quien impedía que cayera en manos de cualquier Dominante. el entrenamiento del Dueño ha dejado al objeto sin defensas, sin capacidad de rechazar una orden de un Dominante. si el Dueño no existiera esto no podría rechazar ninguna orden del un Dominante. si el Dueño no existiera no podría rechazar ninguna orden, con lo que estaría a merced de cualquiera. no es un razonamiento del objeto sino del Dueño. Él es lo único que separa al objeto del caos más absoluto.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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