a todos nos llega un momento en que nuestro fetiche no queda circunscrito a las sesiones sino que tiene a expandirse y a salir de ellas. entonces los lederones llevan el cuero a su vida cotidiana, los boteros no se ponen otro calzado y los esclavos buscan un símbolo que puedan llevar públicamente, tal vez una cadena o un cordón de cuero.
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