el objeto ha tenido que hacer de humano, muy de humano. ha mantenido entrevistas con al menos siete personas por cuestiones de trabajo. han sido entrevistas serias, que implicaban a veces premios, a veces decepciones, a veces castigo; todos relacionados con el trabajo. si todo sale bien será la última vez que tenga que hacer esto. es como si el objeto viviera realmente en otro mundo, en un mundo paralelo donde fuera alguien completamente distinto. afortunadamente las botas y la jaula lo mantienen vinculado a su auténtica realidad, eso y las órdenes del Dueño que le obligan a mantener ciertos rituales como el saludo inicial o el del final del día, o de las tareas que el Dueño le manda. en la distancia siente esa cercanía, ese control, esa supervisión, y aunque el objeto tiene que tomar ciertas decisiones a lo largo del día relacionadas con el trabajo, esas decisiones obedecen órdenes del Dueño.
mañana el objeto tiene otro encuentro con su "jefe", con el que habló hace algún tiempo. no le apetece nada porque es a instancias de él y esto no está seguro que vuelva a ser violenta o que intente usar las mismas tácticas asquerosas de la última vez. el objeto lo puso bajo las botas del Dueño y la respuesta fue categórica: "No puedes dejar que te pisen". ahora la respuesta que de el objeto no es fruto del ego, sino de una orden del Dueño.
sumisión en silencio, castidad y obediencia ciega.
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