viernes, 19 de marzo de 2021

sobre el alimento del objeto

buenas tardes Señor.-
nuevamente el objeto debe suplicar perdón al Señor por el retraso a la hora de contestar. está siendo un tiempo muy duro en el trabajo y el objeto apenas tiene tiempo, ni inspiración para escribir algo que merezca la pena. el Dueño está siendo extremadamente compasivo en ese sentido.
en primer lugar decirle que el Dueño ha recibido el correo y le ha agradado sobremanera, lo cual alegra profundamente al objeto. en este tiempo de pandemia, en el que hemos tenido que estar separados, la sumisión que siente el objeto por el Dueño se ha ampliado y profundizado, paradójicamente. el control que el Dueño ejerce sobre el objeto sigue siendo cada vez más profundo. las últimas novedades es que el Dueño ha ordenado que el objeto no debe moverse en su presencia si no es por una orden explícita suya. el Dueño no quiere que el objeto piense lo que tiene que hacer, o como comportarse, sencillamente no debe pensar, solo obedecer. antes de eso, algo que sí se produjo en el último encuentro, el objeto tenía prohibido hablar en presencia del Dueño, por lo que se comunicó con una libreta en la que escribía. en ese estado mental apenas podía mirar al Dueño.
y aquí enlazamos con el contenido de su último mensaje. como en situaciones anteriores este pensamiento ya está en la relación del Dueño con su objeto. de hecho en un momento dado hablamos de la definición que hace Rudolf Otto de la divinidada: Mysterium Tremendum et fascinans. (Misterio tremendo y fascinante). toda divinidad encierra esas dos dimensiones, el temor y la fascinación. una vez discutido el tema el objeto puso bajo las botas del Dueño el concepto de "temor reverencial", como la definición de lo que siente el objeto cuando está en presencia del Dueño, y cuando no lo está también.
la inferioridad del objeto es tan evidente y manifiesta que a medida que ha ido saliendo o se ha ido expresando ha llegado al punto de no poder hablar, o mirar directamente a los ojos al Dueño.
un dato interesante en este sentido es que, después de 11 años de relación, desde que el objeto se presentó ante el Dueño en una noche de enero, jamás y dice jamás, ha sido capaz de tutearlo, sino de tratarlo de Usted. fue algo natural, que salió espontáneamente y que lleva consigo la imposibilidad por parte del objeto de tratarlo de otra forma. once años de entrenamiento más tarde la semana pasada el objeto tuvo que hablar con el Dueño para relatarle algo que le había pasado y fue una experiencia aterradora, sólo hablar por teléfono. el Dueño se dio cuenta y fue compasivo,  pero cuando el objeto ve en las películas cuando los egipcios, por ejemplo, se arrodillan ante el faraón, a todo esto un dios viviente, no puede evitar pensar en el Dueño.
por eso el objeto ha llegado a pensar, y lo ha puesto bajo las botas del Dueño, que El es un dios viviente en la tierra para el objeto, y cree que esta idea lo resume todo.
el Dueño salvó al objeto, lo salvó de una vida sin sentido, llena de sufrimiento y de tristeza. ahora el objeto tiene una razón para existir, una razón para levantarse cada mañana y una razón para continuar avanzando. ahora, en la distancia, puede decir que el Dueño lo encontró justo cuando estaba al borde del abismo que podría haber sido una depresión o algo peor. ¿cómo no va a adorar el objeto al Dueño?
hoy día del padre el objeto se siente más cerca del Dueño que de su padre biológico. porque ha demostrado todo este tiempo que está ahí cuando el objeto lo necesita, pero además que lo ha creado, que le ha dado la forma que tiene ahora, su mente está condicionada, colonizada dice el Dueño, por El. para el objeto el único lugar posible es bajo las botas del Dueño. ¿acaso no es esta la definición de divinidad? esto no sabe si el temor es el alimento del Amo, en este caso del Dueño, lo que si sabe es que una parte fundamental de la existencia del objeto.
atentamente
el objeto