buenas tardes Señor.-
nuevamente
el objeto debe suplicar perdón al Señor por el retraso a la hora de
contestar. está siendo un tiempo muy duro en el trabajo y el objeto
apenas tiene tiempo, ni inspiración para escribir algo que merezca la
pena. el Dueño está siendo extremadamente compasivo en ese sentido.
en
primer lugar decirle que el Dueño ha recibido el correo y le ha
agradado sobremanera, lo cual alegra profundamente al objeto. en este
tiempo de pandemia, en el que hemos tenido que estar separados, la
sumisión que siente el objeto por el Dueño se ha ampliado y
profundizado, paradójicamente. el control que el Dueño ejerce sobre el
objeto sigue siendo cada vez más profundo. las últimas novedades es que
el Dueño ha ordenado que el objeto no debe moverse en su presencia si no
es por una orden explícita suya. el Dueño no quiere que el objeto
piense lo que tiene que hacer, o como comportarse, sencillamente no debe
pensar, solo obedecer. antes de eso, algo que sí se produjo en el
último encuentro, el objeto tenía prohibido hablar en presencia del
Dueño, por lo que se comunicó con una libreta en la que escribía. en ese
estado mental apenas podía mirar al Dueño.
y aquí enlazamos
con el contenido de su último mensaje. como en situaciones anteriores
este pensamiento ya está en la relación del Dueño con su objeto. de
hecho en un momento dado hablamos de la definición que hace Rudolf Otto
de la divinidada: Mysterium Tremendum et fascinans. (Misterio tremendo y
fascinante). toda divinidad encierra esas dos dimensiones, el temor y
la fascinación. una vez discutido el tema el objeto puso bajo las botas
del Dueño el concepto de "temor reverencial", como la definición de lo
que siente el objeto cuando está en presencia del Dueño, y cuando no lo
está también.
la inferioridad del objeto es tan evidente y
manifiesta que a medida que ha ido saliendo o se ha ido expresando ha
llegado al punto de no poder hablar, o mirar directamente a los ojos al
Dueño.
un dato interesante en este sentido es que,
después de 11 años de relación, desde que el objeto se presentó ante el
Dueño en una noche de enero, jamás y dice jamás, ha sido capaz de
tutearlo, sino de tratarlo de Usted. fue algo natural, que salió
espontáneamente y que lleva consigo la imposibilidad por parte del
objeto de tratarlo de otra forma. once años de entrenamiento más tarde
la semana pasada el objeto tuvo que hablar con el Dueño para relatarle
algo que le había pasado y fue una experiencia aterradora, sólo hablar
por teléfono. el Dueño se dio cuenta y fue compasivo, pero cuando el
objeto ve en las películas cuando los egipcios, por ejemplo, se
arrodillan ante el faraón, a todo esto un dios viviente, no puede evitar
pensar en el Dueño.
por eso el objeto ha llegado a
pensar, y lo ha puesto bajo las botas del Dueño, que El es un dios
viviente en la tierra para el objeto, y cree que esta idea lo resume
todo.
el Dueño salvó al objeto, lo salvó de una vida sin
sentido, llena de sufrimiento y de tristeza. ahora el objeto tiene una
razón para existir, una razón para levantarse cada mañana y una razón
para continuar avanzando. ahora, en la distancia, puede decir que el
Dueño lo encontró justo cuando estaba al borde del abismo que podría
haber sido una depresión o algo peor. ¿cómo no va a adorar el objeto al
Dueño?
hoy día del padre el objeto se siente más cerca del
Dueño que de su padre biológico. porque ha demostrado todo este tiempo
que está ahí cuando el objeto lo necesita, pero además que lo ha creado,
que le ha dado la forma que tiene ahora, su mente está condicionada,
colonizada dice el Dueño, por El. para el objeto el único lugar posible
es bajo las botas del Dueño. ¿acaso no es esta la definición de
divinidad? esto no sabe si el temor es el alimento del Amo, en este caso
del Dueño, lo que si sabe es que una parte fundamental de la existencia
del objeto.
atentamente
el objeto